lunes, 18 de agosto de 2014

UN CABALLERO PERFECTO

Hola a todos.
Ni me acuerdo del tiempo que hace que no subo ningún fragmento nuevo de esta historia.
Es una de las muchas historias que tengo pendientes. Está sin acabar y no sé cuándo la acabaré porque otros proyectos ocupan mi tiempo.
Pero pienso acabarla en cuanto pueda. ¡Lo prometo!
De momento, he podido escribir dos fragmentos.
El primer fragmento lo pienso subir ahora mismo. El otro fragmento lo subiré, espero, a lo largo de esta semana.
"Una brisa suave" es la blog novela que pienso terminar. Es el proyecto que ocupa todos mis pensamientos y mis energías en estos momentos.
Os ruego que tengáis un poco de paciencia.
De momento, os dejo un fragmento en el que Bárbara acude a merendar a la casa donde vive Charles con su familia.

                                     Bárbara acudió a tomar el té a la casa de Charles al cabo de varios días.
                                     Saludó a Lauren besándola en ambas mejillas.
                                     Fue la propia Lauren quien sirvió el té que había preparado. También había preparado magdalenas para acompañar el té.
-Tienen muy buen aspecto las magdalenas-la alabó Bárbara-¡Seguro que están deliciosas!
                                    La joven cogió una magdalena y le dio un mordisco.
                                   En su opinión, estaba bastante sosa. Le faltaba algo de azúcar.
                                   La casa estaba más limpia. Tanto Phoebe como Lauren estaban decorando la casa a su gusto. Charles ya había reparado los desperfectos que tenía.
-Se ha revelado como un hombre muy trabajador-comentó Lauren-En realidad, siempre ha sido muy trabajador.
-Te noto un poco triste-observó Bárbara.
                                 Lauren suspiró con tristeza. Su habitación le parecía fea y oscura.
                                 En ocasiones, Lauren sentía que odiaba a Anthony. Le culpaba por haberlas arruinado. Debían de depender de Charles para todo. Lauren casi no se atrevía ni a mirarle a la cara después del modo tan abominable con el que lo habían tratado.
-Debería de habernos echado a la calle-se lamentó la joven-Fuimos muy crueles con él.
                                 Le habían culpado de la muerte de Anthony. Lauren tuvo que admitir que Anthony había sido el único responsable de su muerte. Había sido un mal marido para Daphne. Y habría sido un pésimo padre para el hijo que ésta iba a darle.
-¿Dónde está mi cuñada?-inquirió Lauren-Me gustaría mucho verla.
-Se ha quedado en casa-contestó Bárbara-Mi madre quiere enseñarle a bordar bainica. Piensa que Daphne necesita entretenerse con algo.
                                Lauren se inclinó a darle la razón. Phoebe había empezado a coser las cortinas.
                                Las cortinas que había en aquella casa estaban rotas. Antes o después, habría que contratar al personal de servicio.
-¿Y cómo estás tú?-quiso saber.
                               Bárbara estaba algo preocupada. Hacía semanas que no tenía noticias de su prometido. Lo último que sabía de él era que se encontraba en Plockton, en las Tierras Altas de Escocia. Tenía un castillo allí. Pasaba mucho tiempo en el castillo. Bárbara deseaba conocer aquel lugar.
                             Se encogió de hombros.
-Bueno, como ya sabrás, soy una mujer prometida-contestó Bárbara-Pero me temo que no te lo han contado. Mi padre me ha prometido en matrimonio con un excelente partido. Yo estoy muy ilusionada con la boda. Pienso que le podría hacer muy feliz. Y que él podría hacerme muy feliz a mí.
                               Lauren la abrazó.
-¡Me alegro muchísimo por ti!-exclamó.
                              Sus palabras sonaron sinceras. Sin embargo, Bárbara estaba pensativa. Daphne se había casado con Anthony perdidamente enamorada de él y su matrimonio había sido un desastre. Ella no estaba enamorada de su prometido. ¿Significaba eso que iba a ser feliz en su matrimonio? Su futuro marido tampoco la amaba.
                              No se hacía ilusiones.
-Bárbara...-llamó una voz a la joven-¡Qué sorpresa! ¡No esperaba verte por aquí! Me alegro de que le estés haciendo compañía a Laurie.
                             Era Charles.
                             Bárbara se fijó en que estaba sucio. Se pasaba todo el día arreglando cosas.
-No puedo dejar de visitar a una amiga-afirmó.
                             Se puso de pie.
-Además, lo que más necesita Laurie en estos momentos es una amiga-añadió Bárbara.
                             Besó a Charles en las mejillas.
-Eres bienvenida a esta casa-le dijo el joven.
-Te lo agradezco-dijo Bárbara.

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