martes, 11 de marzo de 2014

"EL VAMPIRO" (ENTRADA PROGRAMADA)

-Odio los funerales-pensó Parthenia mientras se alejaba del mausoleo de la familia Knight acompañada por Rebecca.
                  Los ojos de color gris de Parthenia presentaban unas profundas ojeras, producto de no haber podido conciliar el sueño durante las últimas cuarenta y ocho horas. El vestido de color negro que llevaba puesto se ceñía a su esbelta silueta. Contrastaba con su cabello de color rubio plateado. Con su piel blanca como la leche...Caminaba con paso lento y cansado. El funeral por el alma de la pequeña Isabella había transcurrido en la más estricta intimidad, a petición de lord Robert.
                 Lord Robert parecía estar ido. Sus hermanos hicieron piña alrededor de él.
                 Isabella fue enterrada en el mausoleo de la familia Knight. Lady Miranda rompió a llorar desesperadamente.
-Pobrecilla...-oyó murmurar a alguien.
                  La joven le tenía un profundo cariño a la pequeña Isabella. De algún modo, le recordó a su pequeña amiga Sally. Entonces, Parthenia escuchó otro rumor.
-Sally también ha muerto-dijo una dama-Esa pobre desgraciada falleció hace dos meses. Y de una manera muy espantosa...
                   Becky se cogió del brazo de Parthenia.



-¿Te he contado la historia de lady Miranda?-le preguntó a Parthenia.
-He oído que creció en un orfanato-respondió la joven-Está emparentada conmigo. Pero no hemos tenido mucho trato, aún después de habernos conocido.
-Su madre era una actriz de teatro de segunda fila, aunque muy hermosa. Sally era como una hermana menor para ella.
-¡Qué espanto!
-Además, uno de los gemelos que ha tenido con Damien no es normal.
-¿Qué quieres decir?
                  Se sabía que Damien presumía de uno de sus hijos gemelos. Sin embargo, su otro hijo permanecía prácticamente encerrado con la nodriza.
-Dicen que es deforme-contestó Becky.
                  Sólo había visto una vez al niño. Decía que le salía una terrible joroba de la espalda. Se decía que Damien se avergonzaba de su hijo.
-¡Pobre criaturita!-se dolió Becky-Me dolería ver a mi hijo así.
                   Parthenia pensó que a Damien debía de caérsele la cara de vergüenza. Al crecer, su hijo sería el que se avergonzara de él.
                   Todos los escándalos que había protagonizado eran de dominio público. ¿Y no se avergonzaba de ellos? En cambio, sí sentía vergüenza del hijo que había tenido con la mujer a la que decía amar. Vio que no se acercaba a Miranda para consolarla. ¿También se avergonzaba de ella?

                  Parthenia y Rebecca se subieron en el carruaje del duque de Westland.
-¿Has visto a Alec?-se quejó Rebecca-Me ha ignorado durante el funeral de su sobrina. No se separaba del lado de lady Strathmore. La ha consolado. Y se ha olvidado de mí.
-Alec y lady Elizabeth se conocen desde hace mucho tiempo-le recordó Parthenia.
-Debió de haber venido conmigo, pero prefirió venir con su cuñado William y olvidarse de mí.
-Lady Jacinda está cuidando de su pobre cuñada. No me importa nada el pasado de la duquesa. Sólo sé que es una madre que ha perdido a sus dos hijos. La pequeña Isabella...Y el bebé que venía de camino.
                  El carruaje se alejó poco a poco del cementerio.
-Creo que lady Strathmore también ha perdido el niño que esperaba-comentó Becky-Oí que estaba embarazada en la época en la que conocí a Alec. No hay ningún niño. Y me temo que yo tampoco tendré ningún hijo.
                  En su fuero interno, Becky creía que, si se quedaba embarazada, obligaría a Alec a adelantar la boda.
-Tampoco ha venido Piers-recordó Parthenia-Debe de estar durmiendo la mona en su casa.
-¡No deberías de ser tan dura con tu prometido!-se escandalizó Becky-Lord Draxinger tiene sus virtudes. Alec me dijo que cuidaría de mí si le pasaba algo cuando se enfrentó con mi primo Mikhail. Lord Draxinger se lo prometió. Claro que...Entonces...Alec creía que yo iba a darle un hijo.
                     Becky estaba destrozada. Todos los meses, su menstruación le bajaba con la puntualidad de un reloj.
-Pero te noto pensativa-observó la joven.
-No es nada, Becky-mintió Parthenia-Me apena lo ocurrido-Lo cual era verdad-Es muy triste que un niño muera. Sobre todo...Como ha muerto la pequeña Isabella.
                   No era sólo eso. Parthenia había visto a lord Ruthven en el cementerio. Se mantenía alejado de los demás. El día había amanecido nuboso, con el cielo cubierto de nubes grises. Todavía no había llovido, pero no tardaría en empezar a llover.
                   Parthenia deseó poder acercarse a lord Ruthven. Pero no pudo porque Becky se lo echaría en cara. Por algún extraño motivo, su amiga no soportaba a aquel aristócrata tan distinto a los caballeros a los que Parthenia había conocido en su año y medio en sociedad.
                    Por eso, se sentía tan atraída hacia él. Había algo extraño en él, pero, sin embargo, sentía que podía apoyarse en él. Confiar en él.
                   Lord Ruthven quería averiguar quién había sido el asesino de la pequeña Isabella. Sospechaba que podía ser el mismo que había atacado a Daisy Maning.
-Él estaba en el cementerio-le comentó Becky-No dejaba de mirarte. ¡No tiene vergüenza!
-¿Quién estaba en el cementerio?-inquirió Parthenia.
-¡No te hagas la tonta! ¡Lord Ruthven!

2 comentarios:

  1. Uy lo has dejado interesante y le has añadido suspenso. Te mando un beso y te me cuidas.

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  2. Ya me hacía falta leer más de estos personajes. Y me encanta el suspenso que dejas al final.
    Saludes

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